Pendientes Holbox

Una joya que marcó el comienzo de Evivid

Ella no solía llevar pendientes, así que encontrar algo que encajara con su estilo —y además con un momento tan especial como su boda— no era sencillo. Me pedía consejo, me enseñaba modelos… pero ninguno transmitía lo que debía transmitir. Ninguno hablaba realmente de ella.

Me di cuenta de que ese momento necesitaba algo único. Sabía cómo era ella, lo que significaba ese día y todo lo que quería reflejar. Y entendí que podía crear algo que contara su historia mejor que cualquier joya ya existente.

Su boda era en Holbox, una isla mágica, natural, auténtica. Por eso, los materiales no podían elegirse al azar. Diseñé unos pendientes desmontables en oro blanco, un metal que aporta luz sin exceso, perfecto para su elegancia discreta. Quería que pudiera llevarlos también después de la boda, así que incluí unas dormilonas: piezas sencillas, cómodas, pensadas para el día a día. Para ellas elegí zafiros azules, porque sus ojos tienen ese mismo azul profundo, sereno y magnético. Imposible de no mirar. Y añadí, colgando de ellas, perlas barrocas, por su belleza orgánica e imperfecta. Únicas como cada momento vivido. No hay dos iguales, como no hay dos emociones idénticas.

Quería que los pendientes tuvieran carácter, pero también naturalidad. Que fueran elegantes y versátiles. Y, sobre todo, que pudieran acompañarla con armonía, sin robar protagonismo, pero dejando huella.

Y cuando apareció caminando por la playa, entre brisa, luz y emoción, todos lo supimos: los pendientes no estaban sobre ella… eran parte de ella. Una prolongación de su esencia. De su belleza tranquila. De su forma de estar en el mundo.

Los llamé Pendientes Holbox porque todo en ellos nace de ese lugar y de esa conexión. No son solo una joya: son el reflejo de una persona auténtica, en un momento auténtico. Y también fueron un punto de inflexión para mí.

El primer diseño que creé desde cero, con el propósito de contar una historia. La suya. Y, sin saberlo, también la mía. Porque ahí entendí que ese era mi camino: unir lo físico con lo emocional. Crear piezas únicas, con sentido y alma.

Así empezó todo.
Así nació Evivid.

Elena Vicente
“Joyas únicas, historias inolvidables”

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